LUMEN DE VAMPIRIS P5
Mientras regresaba al castillo, Fabio recordaba aún abrumado todo lo que acababa de suceder, había realizado el anima nexum, ¿pero realmente había funcionado?, con el cuerpo desaparecido de su joven víctima, una duda lo afligía. ¿Qué había pasado con Ana?, todas las preguntas que tenía en su cabeza, sin respuesta alguna, le hicieron recorrer los pasillos del majestuoso castillo con su mente divagando tratando de encontrar respuestas a todas las interrogantes que se hacía. Mientras avanzaba, le preocupó por primera vez, qué pensaría su padre de lo que había pasado, definitivamente significaría una humillación para su familia que pertenecía a la nobleza real de los vampiros.
El
padre de Fabio, Agarus, era descendiente directo del Conde Drácula, de la clase
más alta y más poderosa, cuya línea de sangre nunca ha sido mezclada con los
seres humanos u otros seres. En el mundo de los vampiros, esta es la clase
llamada “élite”, los vampiros de clase pura, son los únicos que pueden
convertir a un humano en un vampiro. En el rango de clases, posteriormente se
encuentran los de la clase “Qadhar” que son aquellos vampiros que tienen una
pequeña cantidad de sangre humana en su descendencia, también son vampiros
poderosos, pero no superan a los de sangre pura. Finalmente, se encuentran los
de la clase “Lekeli” son aquellos humanos convertidos por la mordedura de uno
de sangre pura, o aquellos vampiros rechazados por la diversidad de su
ascendencia.
Agarus,
al igual que Fabio era un ser extraordinariamente atractivo, su rostro
endurecido mostraba unos impenetrables ojos negros, parecía tener un rostro
perfecto, a excepción de una cicatriz imperceptible que recorría como un
pequeño río la mitad de su frente, su figura esbelta y su garbo inspiraban un
total respeto a todo aquél que lo conocía. Como representante de la sangre pura,
debía designar a un heredero, y ya que sólo tuvo un hijo con Mara, una
vampiresa de la élite, le correspondía ascender al título a Fabio, una vez que
haya realizado una serie de pruebas, entre las que se encontraba el “anima
nexum”.
-Será
mi fin. – se lamentaba Fabio. Se imaginaba desterrado, humillado y viviendo
escondido entre los lekeli, no soportaba la idea de ser el heredero que no
logró el anima nexum por una humana. Mirando hacia la noche que ocultaba el
bosque del castillo, consideraba que talvez su madre podría ayudarle, buscaría
la forma de demostrar que siguió todo el protocolo que corresponde, cabía la
posibilidad que le perdonen el destierro, sabiendo que su víctima era un ser de
luz. Una pequeña sonrisa se esbozaba en
sus labios, sin embargo, no duró mucho ese sentimiento de satisfacción, pues
debía haber sabido que Ana era un ser de luz, mientras atacaba a su ángel de la
guarda.
-No
fue tu culpa cariño, lo solucionaremos juntos y todo habrá pasado. - le susurró
su madre al oído al tiempo que le brindaba un abrazo tranquilizador. Mientras
estaba en los brazos de su madre, Fabio pensaba en lo hermosa que era, Mara de
estatura pequeña y delgada, tenía unos pequeños ojos grises que combinaban
magníficamente con su rostro ovalado y su suave mentón redondo. Su largo
cabello rojizo se perdía con el vestido de seda que llevaba puesto esa noche. Era
la mujer más tierna que conocía, desde pequeño siempre le ayudó cuando se
sentía agobiado, defendiéndolo innumerables ocasiones con su padre y sus rudos
castigos.
Madre
e hijo permanecieron abrazados, en tanto sus mentes cavilaban cómo encontrar a
Ana y terminar con el ritual de Fabio, lo cual debía suceder antes de que
Agarus retorne al castillo luego de sus actividades militares con sus aliados
en otros países; y, eso se daría en dos semanas.
A
miles de kilómetros del castillo de Transilvania, a varios cientos de pies de
altura, en la Casa de los Ángeles de la Guarda, que se encuentra bajo la
administración del Arcángel Gabriel, el cuerpo de Ana yacía inerte tumbado en
un pequeño colchón de lirios y jazmines que habían acomodado para ella, aún se
dejaban ver las marcas de los colmillos que habían penetrado su suave y débil
cuello. Su respiración era casi nula, sus manos y sus pies estaban helados, el
calor de su cuerpo parecía no querer anidar en ella, aun cuando se encontraba
cerca de una pequeña chimenea que avivaban algunos pequeños ángeles de vez en
cuando con leña de roble.
Namael,
el ángel de luz en la tierra, había rescatado a Ana del ataque de Fabio, justo
antes de que muera, pues habiéndose quedado sin su ángel de la guarda, Ana pasaría
al cuidado de los arcángeles. Cuando Namael fue alertado de que un ser de luz
estaba en peligro, no dudó en ir personalmente a socorrerlo, considerando que
se podría enfrentar a seres malignos muy poderosos, y él era lo suficientemente
hábil y fuerte para librar una batalla si fuera necesario. Apenas llegó al
lugar, un grito ahogado lo sorprendió, la escena era macabra, Ana estaba
muriendo, un charco de sangre se estaba formando en el suelo y junto a ella un joven
vampiro que se encontraba también inconsciente. Si el ángel hubiera querido, podría
haber asesinado a Fabio, pero en cuanto reconoció que era un vampiro de élite,
supo que lo mejor era escapar y llevarse a Ana antes de que reaccione.
Mientras
cuidaba a Ana, Namael no pudo evitar sentirse preocupado, un ser de luz había
tocado a un vampiro, y el anima nexum de este, casi había llegado a su fin.
No tardaría mucho tiempo en que los líderes de ambos bandos se enteren del
incidente, y era más que seguro que se iniciaría una búsqueda ambos jóvenes
para aniquilarlos. Sin haberlo esperado, ahora los dos mundos se veían
enfrentados, los seres de la oscuridad y los seres de luz, nadie se imaginaba
el desastre que acababa de iniciarse.
CONTINUARA....
Angieth Chumacero
Muy buen relato, la dualidad entre la luz y la obscuridad es un enigma que llama mucho la atención, por ello a los primeros segundos me pegué con la lectura...
ResponderEliminarLos nombres de los personajes ¿son de tu inspiración? Ya que conjugan con la historia y el contexto.
Genial