Nuestra conexión inició a los diecinueve días de mayo,
te imagino esperando ansioso ese día en el calendario
si fue el Señor, el destino o la vida, conocerte estaba escrito
y no hubo nadie más que logre despertar en mi sentimientos tan bonitos.
Fuiste mi fiel maestro, como Jesús lo fue de Pedro,
una sutil sonrisa se me escapa cada vez aparecen los recuerdos;
mi guía, como Virgilio con Dante en el purgatorio,
llegan fascinantes memorias como Mozart con su repertorio.
He admirado todos los días tus ganas incansables de crecer,
y talvez no he sido testigo de cuántas veces te levantaste cuándo te vi caer,
el amor y el servicio por los demás, misma Teresa de Calcuta
un caballero de pies a cabeza, eso para todos, es una verdad absoluta.
Mi vida estaba completa, sabiéndote contigo en mis días,
sin embargo, sumando diecinueve, un dieciséis del mes tres,
la realidad de todos cambió, se acabaron las risas, las alegrías,
entre balones de oxígeno, en medio de la pandemia,
hiciste camino para convertirte en el mejor de los héroes.
Así como te vi llegar a mi vida un diecinueve,
bastaron los mismos días de julio para dejar de ser fuerte,
mi mundo se estancó con tu inesperada partida,
esta vida ya no es vida, no hay aquí o ahora, abajo o arriba.
Miro al cielo entre sollozos y busco respuesta del creador
Si fue tu decisión, no acepto, no lo entiendo, ¿debo quedar resignado?
discúlpame Señor si te reprocho, para esta pérdida nunca estuve preparado,
es indescriptible el sentimiento, ¿dónde guardo todo este dolor?
Hoy me siento como tu hijo en la cruz cuando se sintió abandonado
ya no hay arreglo, los días, el tiempo, la vida, todo se ha estancado.
Perdóname por esto, sé desde dónde estás que no quieres verme quebrado,
No sabes la angustia que llevo dentro, se me ha partido el alma en mil pedazos,
Añoro a mares tus enseñanzas, tus ocurrencias, tus chistes mal contados,
ahora qué hago con tanto dolor que no quiere ser desterrado
siento cómo mi alma y mi corazón desaparecen lentamente,
tus recuerdos y yo vivimos peleando constantemente.
Me queda recordarte con ese carisma tan peculiar,
con los buenos recuerdos, con tus pasos firmes al andar,
tus días entre balones de oxígenos,aceites y carburos,
las navidades juntos, vacaciones y los abrazos siempre puros,
le agradezco a la vida y al creador por haberte conocido
definitivamente como tú no habrá nadie parecido.
¡Vamos por el éxito, adelante! como siempre me decías,
trascendiste en esta vida y te han reconocido tal como lo merecías.
un abrazo hasta el cielo quiero hacerte llegar,
hoy me quedo tranquila porque tengo la certeza que nos volveremos a encontrar.
Para Mario David Romero Pérez,
un maestro, un caballero,
a dos meses de su partida por esta vida.
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