LUMEN DE VAMPIRIS P4
Después de recordar a su padre, y no poder dormir durante varias semanas, Ana decidió ir a visitarlo al camposanto un domingo por la tarde. Cuando estuvo delante de la tumba de su padre, todo su cuerpo se estremeció, aún no podía aceptar la idea de que ya no lo vería más, y que ahora formaba parte de sus recuerdos. Se sentó al lado de la tumba mientras colocaba las rosas blancas que le había llevado. Tomó uno de los paños que llevaba en su bolso y se decidió limpiar con paciencia la lápida en la que se dejaba ver el nombre de su padre debajo de una delicada cruz tallada en mármol. Pasaron las horas cuando Ana se dio cuenta que ya estaba anocheciendo y era tiempo de regresar a casa. Cuando se disponía a levantarse, sintió cómo un escalofrío le recorría de pies a cabeza, mientras giraba a la derecha y alcanzaba a ver unos grandes ojos negros que la observaban fijamente detrás de un arbusto.
Se quedó paralizada sin saber qué hacer, si correr o quedarse quieta, decidió mirar por un momento a aquel animal que la observaba. - "¿Qué demonios es eso?"-, pensó al instante que su instinto la obligaba a correr. Dio dos zarpazos al instante, logrando observar como un enorme lobo saltaba detrás de los arbustos y se movía detrás de ella.
Del otro lado, Fabio, miraba como a quién había elegido cómo su víctima corría asustada por el camino de regreso a la salida del camposanto, y cómo sus ojos marrones se abrían como platos desorbitados, huyendo de él. Mientras corría tras ella, decidió darle ventaja, ya que no sería difícil alcanzarla, como vampiro convertido en lobo, Fabio podía acelerar su velocidad en segundos, pero eso resultaría aburrido para él y no le complacería la forma en cómo acabaría con Ana.
-“Ha llegado tu hora”- decía para sus adentros, su naturaleza vampírica se había apoderado de él, y únicamente deseaba saciar su sed de sangre y lograr culminar con el “anima nexum” que quedó frustrado la última vez que vio a su víctima. Esta vez, sin su ángel de la guarda cuidando a Ana, Fabio debía terminar el ritual, o sería el fin para el joven vampiro, que a ese momento ya venía presentando síntomas de las secuelas por haber sido tocado por un ser de luz.
Fabio empezó a aumentar su velocidad, había perdido de vista a Ana cuando por un momento al pasar frente a la tumba de su padre, observó nuevamente la cruz tallada en la lápida, se acercó curiosamente hacia ella y mientras la olfateaba, un olor a sándalo y mirra le golpeó las fosas nasales. -“Efectivamente, es un ángel”-, pensó y levantó nuevamente la mirada hacia el sendero por donde había visto correr a Ana.
Cuando llegó a la salida del camposanto, no logró ubicarla, pero sabía que seguía dentro por el olor de su perfume, un aroma a flores y pino, le indicaban dónde estaba escondida Ana, se acercó lentamente, y sin hacer ruido divisó a lo lejos, detrás de un pedestal, las pequeñas manos de su víctima que se aferraban fuertemente a las flores que habían crecido en el lugar. A medida que Fabio se acercaba, sus colmillos se preparaban para atacar, sus garras afiladas estaban listas para desgarrar y aniquilar, era el momento de atestar contra Ana.
Fabio dio un enorme salto sobre el pedestal, cayendo bruscamente delante de Ana que lloriqueaba desconsoladamente, sus ojos se encontraron nuevamente y la conexión de ambos los hizo trepitar; Fabio se acercó a ella mostrándole sus largos colmillos a punto de atacarla, en tanto Ana, inmóvil intentaba recordar dónde había visto esos grandes ojos… De pronto recordó, ¡no podría cierto! – ¿“Fabio?"-, alcanzó a decir; sin embargo, era tarde, el lobo había incrustado sus largos colmillos en el delicado cuello de Ana, un pequeño río de sangre empezó a correr a través de su piel, los latidos de la pequeña víctima se apagaban poco a poco, sus manos se quedaban estáticas, Ana, el pequeño ser de luz, había sido atacada y no hubo ningún ángel que la proteja. ¿Acaso los seres celestiales no pensaron que dejarla sin protección iba a terminar así?, talvez creyeron que su poder de luz era suficiente para evadir el poder del joven vampiro, al parecer se equivocaron, Ana había sido atacada y su luz se desvanecía en el oscuro camposanto que había elegido Fabio para terminar el ritual.
A medida que Fabio bebía la sangre de Ana, sentía cómo el fluido se dispersaba por todo sus sistema y sus poderes regresaban a él, los latidos de su corazón empezaron a acelerarse hasta nublar la vista del joven vampiro, lo cual forzó a soltar a su víctima. El lobo dejó caer el cuerpo inerte de Ana, y al mismo tiempo éste de desvaneció….
Cuando abrió los ojos, Fabio había dejado de ser un lobo, la cabeza le estallaba y no entendía por qué se sentía así. "-¿No había funcionado el “anima nexum” ?, ¿Qué hice mal?"-, se preguntaba perturbado. -"¿Y, Ana?, ¿dónde está la despreciable iluminada? "- Se cuestionaba, entre tanto buscaba el cuerpo de su víctima que había desparecido del lugar; únicamente había quedado allí un pequeño charco de sangre que brillaba con la luz de la luna llena que lo acompañaba aquella noche.
Fabio superó rápidamente su desesperación que luego se convirtió en ira, le hervía la sangre, su cuerpo empezada a temblar de la rabia que se apoderaba poco a poco de su cuerpo, se tensaban los músculos de la cara por la ira contenida, las manos se veían cada vez más sudorosas, y ese nudo en la garganta de querer gritar incansablemente, romper todo lo que pudiera en ese momento, apretaba las mandíbulas tan fuerte que podía sentir cómo sus huesos chocaban entre sí, cerró los puños tan fuerte que sentía cómo las uñas se dañaban la piel… -“Te voy a encontrar iluminada, para reírme de tus ángeles sobre mi victoria, esto no ha terminado”-, cavilaba el vampiro, mientras se perdía en la noche de vuelta a su castillo…
CONTINUARÁ
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